LA PRIMERA PRESIDENCIA (Parte II)

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La excepcional evolución del mercado internacional de posguerra, los acrecidos ingresos fiscales y la masificación del ahorro institucionalizado fueron las condiciones de posibilidad de la economía peronista, plasmada en el Primer Plan quinquenal de 1947. Este esquema, basado en el poder de compra del Estado y en los salarios altos y que, por estar orientado hacia el mercado interno, pudo desentenderse de sus inevitables costos en términos de eficiencia y competitividad, apenas duró tres años. Pero estos años fueron los que marcaron en la memoria colectiva el perfil duradero de la década peronista.
Para la masa de los migrantes provenientes del interior la incorporación al trabajo urbano implicó una elevación social, ya que ponía a su alcance ocupaciones con salarios superiores a los que recibían en sus lugares de origen. esta fue una oportunidad de movilidad para hijos de familias obreras a los que sus padres habían conseguido mandar a la escuela. Para la clase media se abrieron nuevas fuentes de confort y de expectativas.

Con la consigna de la justicia social, le gobierno prosiguió ensanchando los cambios en el nivel de vida de las clases trabajadoras mediante las políticas de un incipiente Estado Benefactor: el congelamiento de los alquileres, la fijación de salarios mínimos, los créditos y los planes de vivienda, las mejoras en la oferta de salud pública, los programas de turismo social, la construcción de escuelas y colegios. Así, con el paso del tiempo, las masas que habían entrado a la arena política como los descamisados, pasaron a identificarse como los trabajadores, subrayando el reconocimiento alcanzado en una sociedad ahora más igualitaria.



La lealtad a Perón se hizo extensiva a Evita. Después de 1946, ésta emergió del plano y fue ganado responsabilidades que desbordaron el lugar pasivo tradicional asignado a las esposas de los presidentes. Evita tomó a su cargo la activación política del movimiento oficial, a cuyo servicio puso una oratoria vibrante y combativa que enfervorizaba a sus seguidores y provocaba el temor y odio entre sus adversarios.
En su papel de intermediaria entre el líder y las masas, distribuyó también premios y castigos a los dirigentes sindicales, iniciándolos en la severa disciplina del nuevo régimen. Creó una vasta red de asistencia social a través de la Fundación Eva Perón, sostenida con donaciones no siempre voluntarias de empresas. La participación en la campaña por el derecho al voto de la mujer sancionado en 1947, fue otra de las empresas de Evita.

La modificación política más significativa fue la supresión de la clausula que prohibía la reelección presidencial inmediata. Una vez aprobada la reforma se inició una campaña destinada a la reelección de Perón en 1951. La central sindical proclamo a evita para el segundo puesto de la fórmula presidencial, Evita anunciaba luego que renunciaba a su candidatura.



Las elecciones dejaron claro que Perón no se daba por satisfecho con las sólidas mayorías electorales que le aseguraban la totalidad de l Senado y los dos tercios de la Cámara de Diputados; además aspiraba a anular toda disidencia, reduciendo al mínimos la presencia opositora. A partir de entonces, los partidos opositores se encontraron despojados de los recursos elementales para disputar por las preferencias políticas del electorado.
En los resultados finales, el voto peronista femenino superó en todos los distritos al voto masculino.

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