REVOLUCIÓN EN EL RÍO DE LA PLATA


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Comerciantes y milicias

La independencia llegó fácilmente al Río de la Plata, y si la consiguió el hombre, la preparó la naturaleza. Inmensas distancias separaban a sus gentes no sólo de España sino entre sí mismas.

Era una sociedad jerárquica y consciente de las diferencias sociales. El principal poder económico residía en los colonos, propietarios rurales y urbanos, entre los cuales había una minoría de peninsulares y una proporción mayor de criollos. La mayor fuente de riqueza y prestigio continuaba siendo el comercio exterior.

Eclipsados por la burocracia, los peninsulares se vieron amenazados por los criollos, que empezaron a constituir una nueva fuente de poder basada en su capacidad militar.

¿Qué fue lo que permitió a los criollos comprobar su vital pero hasta entonces oculta ventaja, su superioridad numérica?

En 1806 una fuerza de expedición británica cruzó el atlántico, entró en el Río de la Plata y ocupó Buenos Aires.

Los invasores subestimaron la voluntad y la capacidad del pueblo de Buenos aires para defenderse. Mientras el virrey español, Marqués de Sobremonte, escapaba al interior.
Los ciudadanos ricos buscaban refugio en sus casas de campo, las clases bajas y muchos jóvenes salieron a la calle, ansiosos de animarse y enfrentarse al inglés.


Rafael de Sobremonte


Los criollos y los españoles hicieron un esfuerzo unido, pero fue el número de los criollos lo que contó. Sus regimientos, llamados de Patricios y de Arribeños, eran mayores y más numerosos. Éstos escogían a sus oficiales superiores mediante elección, convirtiendo a su organización en una especia de democracia. Dirigido por Santiago Liniers, un oficial francés al servicio de España, el ejército de voluntarios atacó a las fuerzas británicas, las derrotó y tomo prisioneros a su comandante y soldados.


Santiago Liniers

Liniers, héroe de la reconquista, se convirtió entonces en gobernador militar de Buenos Aires. El incompetente Sobremonte recibió rápidamente su merecido. Se decretó su destitución y arresto. Liniers fue nombrado capitán general en funciones. Las invasiones británicas proporcionaron varias lecciones. Demostraron que los hispanoamericanos no tenían ganas de cambiar de un amo imperial por otro. También mostraron las grandes fallas del imperio español, su mala administración, sus débil defensa. Fueron sus habitantes, no España, quienes lo defendieron. Los criollos le tomaron el gusto al poder, descubrieron su fuerza y adquirieron un sentido de la identidad.


Cornelio Saavedra


Cornelio Saavedra, el líder de la milicia criolla, habló de "El mérito de los que nacimos en indias, no inferiores a los europeos españoles". La milicia criolla se convirtió en un nuevo núcleo de poder en la colonia y en una nueva molestia para los españoles. Mientras que la debilidad de España en América llevó a los criollos a la política, la crisis española en Europa les dio una mayor oportunidad de hacer progresar sus intereses. Las noticias de sucesos increíbles como el nombramiento de José Bonaparte como rey de España, llegaron a Buenos Aires en julio de 1808, para ese entonces Liniers ya era virrey de forma temporal.

Liniers publicó un ambiguo decreto advirtiendo al pueblo que esperara acontecimientos.
Las provincias, sus intendentes, proclamaron su lealtad a Fernando, y siguieron siendo fieles a la autoridad virreinal. Pero esta actitud era poco realista.
Fernando estaba bajo custodia, no gobernaba España y menos América. La llamada junta Central gobernaba en nombre de Fernando VII. En Buenos aires la junta central fue reconocida por las autoridades pero rechazada por un incipiente partido revolucionario.


Los intelectuales


Un grupo de intelectuales compuesto por Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Hipólito Vieytes, Nicolás Rodriguez Peña y Antonio Luis Beruti, era favorable a una revolución no violenta.

Entretanto los peninsulares también habían perdido su fe en la metrópoli. Conspiraban para deponer a Liniers y establecer una junta de gobierno que restaurara el antiguo equilibrio de poderes y prolongara su monopolio de privilegios. Su líder Martín de Alzaga, influyente miembro del cabildo y uno de los héroes de la reconquista. Alzaga y sus asociados detestaban a Liniers por sus orígenes franceses, por su tolerancia hacia los extranjeros, por su posición abiertamente procriolla.


Alzaga y los peninsulares planearon el golpe para el 1 de enero de 1809, el día en que el cabildo elegía a sus miembros para el año entrante. Pero las tropas criollas, mandadas por Saavedra, rescataron a liniers, y su superioridad militar les permitió aplastar a sus oponentes. Alzaga y los otros dirigentes fueron exiliados a la Patagonia.

El movimiento conspirativo de Buenos Aires fue una reacción española a la nueva distribución de poderes en el Río de la Plata, un intento de los propietarios peninsulares de restaurar el antiguo orden. El golpe y su fracaso empujaron más adelante a la colonia por el camino de la revolución. El fracaso del golpe eliminó a los peninsulares como centro de poder.


Los criolos se congregaron en torno a Liniers para desbaratar a los peninsulares.
Así, la verdadera vencedora fue la milicia criolla. Era una nueva fuerza política, y su poder creció aún más con la desbandada de los regimientos españoles. La distribución del poder había sido reajustada decisivamente. Emergía una nueva elite. Aunque el poder de los criollos residía en su capacidad militar, también disponían de fuertes recursos ideológicos.


El interés económico dominante en el Rio de la Plata era el comercio, no la agricultura.
La falta de estancias grandes y la vulnerabilidad ante los indios, perjudicaba al productor rural, viviendo apenas mejor que los gauchos. Los estancieros, generalmente criollos, eran socialmente inferiores a los comerciantes, por lo general españoles. La provincia de Buenos aires tendía hacia la agricultura, pero la producción se veía retardada por los controles de los precios y de la exportación.


Los problemas económicos del Río de la Plata empeoraron por los efectos de la larga guerra con Gran Bretaña. Mientras la flota británica bloqueaba Cádiz, las exportaciones británicas cubrían las subsiguientes escaseces en la colonia. Los criollos excitaron a la opinión pública en pro de reformas comerciales. Belgrano, urgió la apertura de los puertos al comercio británico.

Al comercial de forma ilegal con Gran Bretaña, Liniers fue depuesto de su cargo como virrey. El sucesor llego a buenos aires en julio de 1809.
El último virrey del Río de la Plata, Baltazar Hidalgo de Cisneros. Los españoles los consideraban como su libertador; los criollos lo aceptaron con reservas. El cabildo, que seguía dominado por los peninsulares, continuó oponiéndose a cualquier concesión a los extranjeros, pero reconoció que el comercio con Gran Bretaña era un mal necesario.


Baltazar Hidalgo de Cisneros


La administración se beneficio porque el contrabando fue reemplazado por el libre comercio y los ingresos de las aduanas aliviaron al tesoro. Los consumidores se encontraron con mercancías mejores y más baratas. Pero los comerciantes peninsulares y sus importadores en Buenos Aires, incapaces de competir con los británicos, llegaron a la ruina. La emancipación económica de Buenos Aires estaba decidida antes de que emancipación política empezara.
El primer movimiento hacia la independencia política no se hizo en Buenos aires, sino en el Alto Perú.


Comments

Armando said…
Hola,Jan!
Muy interesante blog, un 10.

Chau
Yan said…
Gracias! en realidad son sólo resúmenes.. :P

^^

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